Cuando
una persona, organización o pueblo se proponen desarrollar un proyecto
alternativo para promover la libertad, la democracia y la justicia, lo más común es que se encuentren
con grandes dificultades, críticas, obstáculos y hasta persecuciones. Y en algunos casos hasta la muerte.
La
oposición a los grandes proyectos liberadores proviene generalmente de parte de
grupos de poder económico y político que le han apostado a mantener la
situación social injusta intacta, porque ello significa la protección de sus privilegios.
Sin embargo, los problemas generados por la lucha emprendida, se hacen más
difíciles y dolorosos cuando las críticas desalentadoras surgen de miembros de
la propia familia o del equipo de trabajo que en el principio vio con buenos
ojos y apoyó con grandes esperanzas el nuevo proyecto.
Cuando en nuestro compromiso social estamos convencidos de que el proyecto que emprendemos generará vida, justicia
y paz para quienes son despojados de esos derechos universales, entonces debemos
pensar y actuar con una gran dosis de resistencia y de perseverancia, apoyados
en la certeza de que muchos otros proyectos han tenido éxito porque sus
emprendedores mantuvieron viva la confianza, la esperanza y el amor que les
motivó, desde el inicio de la lucha, a estar dispuestos a dar su tiempo, los
recursos y hasta la vida misma por alcanzar el disfrute de todos los derechos
humanos para todas y todos.
A
través de la historia, en todos los países del mundo, siempre ha habido
personas, grupos y pueblos que han creído en que es posible crear una humanidad nueva. Y en buena parte
de su existencia y de su lucha han tenido que actuar en medio del conflicto en su compromiso por condiciones de justicia, libertad y vida plenas. Tenemos el caso
de Gandhi, por ejemplo, por citar a uno de los más destacados luchadores.
Pero
en cada campo de la vida, en el ámbito de la lucha por la democracia, los
derechos humanos, la ecología, los medios alternativos de difusión y comunicación, el diseño y la
construcción de una economía justa y la lucha por una política y democracia con ética, etc., en todos los
campos de la vida social han existido notables esfuerzos en contra la injusticia, la guerra, la corrupción, la exclusión y la mentira, y en en favor de la vida, la cultura, la libertad y la paz
dignas.
Las
luchas históricas nos muestran la importancia de resistir y perseverar en los
esfuerzos emprendidos. Se trata de luchar con una mística de perseverancia y no
violencia, con un espíritu de resistencia, con un impulso indeclinable de
esperanza.
Porque, o apostamos la vida diaria en favor de un mundo justo,
solidario, ciudadano, participativo e incluyente, o bien nos acomodamos en las
filas de los poderosos, de los resignados y de los traidores. ¿En qué lugar
estás tú? ¿Cuál es tu opción verdadera?
Quienes
con una actitud pasiva y conformista han decidido no hacer nada, en realidad se
están ubicando del lado de la opresión y de la violencia, es decir, del
mantenimiento de sistema de cosas tal como está. Con su actitud están
fortaleciendo el dominio, la corrupción, la injusticia y la mentira; al no
hacer nada están apoyando el empobrecimiento y la exclusión de multitudes de
personas que reclaman condiciones de vida digna, paz y justicia.
Es real que la actitud paciva y el confort en el que muchas veces nos encuentros hace que nos vuelvamos indiferentes ante las situaciones de dolor, injusticia y sufrimiento de las personas, una actitud sumamente pobre y cobarde ante la vida, es importante, ser mas activos, salir de la nuestra zona de cofort y trabajar para vivir en un mundo en el que todos seamos iguales, sin distingo de personas ya sea por raza, estatus social (como me choca esa ridicules de V.I.P., sexo o color de piel, y luchar por que todas las personas realmente todas sean tratadas de igual manera, sobre todo a las personas con capacidades diferentes, pues yo soy mamà de una niña especial.
ResponderBorrarResulta reconfortante que voces como la tuya nos lleven a la reflexión sobre el profundo compromiso de lo humano.
ResponderBorrar"No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los de sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos"
Esta frase que corresponde a Martin Luther King nos lleva a reflexionar también sobre este papel que ha tenido y tiene el silencio en el avance de las injusticias y atropellos que a lo largo de la historia se cometen en la parte más profunda y delicada de lo humano: LA DIGNIDAD. El silencio que , por serlo, resulta cómplice y tan violento como la miseria y la marginación que lleva a quienes la viven al instinto desesperado y feroz del sobreviviente y desesperanzado.
Por eso Ramón, es bueno que nos recuerdes que LA PALABRA, LA VOZ, es un instrumento invaluable cuando de señalar la realidad lacerante e indigna de otros está allí, a la vista de nuestra comodidad cotidiana. Que sea pues tu palabra, la de todos los que visitamos tu blog el inicio de una participación responsable que nos sensibilice con esa alteridad que de violentada ha perdido la voz para decir : Aquí estoy.
me permito transcribir el poema de Blas Otero , muy acorde con los temas que tratas.
Si he perdido la vida, el tiempo, todo lo que tiré como un anillo al agua,
si he perdido la voz en la maleza, me queda la palabra.
Si he sufrido la sed, el hambre, todo lo que era mío y resultó ser nada,
si he sesgado las sombras en silencio, me queda la palabra.
Si abrí los ojos para ver el rostro puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos, me queda la palabra.
Un abrazo y estaré visitando y leyendo con interés tus valiosísimas reflexiones.